Joven que repartió sándwiches en fila de la AFC: “Es un poco de humanidad”

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Hace días, se hizo viral un video de una mujer repartiendo sándwiches gratis a las personas que se encontraban en la fila de una sede de la Administradora de Fondos de Cesantía (AFC), en el centro de Santiago. La joven relató al equipo de Agencia UNO como nació la idea de realizar este gesto y los pasos que siguió para alcanzarlo.

Macarena Martínez, tiene 33 años y es administrador público. Ella trabaja en una institución cuya oficina se encuentra a pasos del Palacio de La Moneda, y cerca de una oficina de la AFC que ha registrado un importante incremento en la fila de usuarios, desde que inició la crisis sanitaria por el Covid-19 y con ella el anuncio del proyecto de Protección al empleado.

La mujer explicó que en el trayecto habitual desde su casa en Quilicura hacia el trabajo, pasa por la sede donde ve usualmente filas-a primera hora-de alrededor de diez personas “en un escenario normal”. Pero, afirma que esa cantidad se ha multiplicado desde que inició la emergencia por el coronavirus, las cuarentenas y otras medidas.

Martínez afirmó que era “desgarrador ver la cantidad de gente”, que en su “gran mayoría eran adultos, harto migrantes y muchos con guagua”, que se agolpaban-y aún lo hacen-para cobrar su seguro de cesantía. “Fue fuerte llegar y ver eso, entendiendo que la situación país tampoco se ve muy favorable”, apuntó.

“Cuando tu pasas por ahí y miras las caras, tú te pones en el lugar de esa persona. Puede ser tus viejos, tu tía, tus vecinos. Es una realidad que es mucho más cercana de lo que uno cree”, señaló, y agregó que actualmente tiene parientes que están pasando por una situación difícil.

La joven afirma que esta situación le generó una sensación de “angustia”. Al ver que continuaban las filas, un día envió un correo electrónico a sus compañeros explicando lo que ocurría a metros de su oficina. “Se me ocurrió que hagamos unos sándwiches y los pasemos a repartir el próximo lunes”, sin nada a cambio.

Cuenta que la respuesta fue inmediata y sus colegas le “transfirieron un par de luquitas”, con las cuales fue posible realizar las compras a pequeños comerciantes de su comuna, quienes también se preguntaban intrigados por las cantidades de pan, jamón y queso que solicitó.

“Todos te preguntaban por qué tanto la cantidad. Y nosotros decíamos que no estábamos acaparando”, detalló a quienes, tras una explicación, se sumaron a su causa. Incluso, contó que uno de ellos le regaló los empaques en los que entregaron los bocadillos.

Asimismo, relató que fue su mamá quien le ayudó a elaborar los panes que al día siguiente fueron llevados en un carro de mercado a su oficina y posteriormente hasta el lugar de su destino.

“Me dio un poco de vergüenza al principio, porque no sabes la reacción de la gente. Pero me dije ‘filo’; me puse la mascarilla, los guantes y todo el cuento y empecé a pasar por la fila. Desde el comienzo, desde la puerta, porque mi lógica era que quienes están más cerca son los que primero llegan y los que más rato llevan esperando”, detalló sobre el momento de la entrega.

Macarena narró que inicialmente las personas no estaban convencidas de recibir la comida, pensando que se las podían cobrar, pero luego de explicarles y “echarle alguna talla”, aseguró que “la gente se fue soltando, se fue viendo y la empezaron a aceptar”.

“La gente espontáneamente decía cosas como: ¡Pucha esto lo debería estar haciendo el Gobierno, preocupándose!”, añadió del momento.

Ante las consultas sobre su cuál era su motivación para hacer esta obra, la administradora señaló que se trató de “un poco de humanidad. Enseñarnos a ser más humanos. Nada más”.

Explicó que en las circunstancias actuales y gracias a la posibilidad que tenía de ayudar, tomó la iniciativa. “En situaciones de crisis, donde además te das cuenta que el Estado no está teniendo el rol que uno espera en muchos aspectos, no te queda más que ayudar”

De igual forma, manifestó que esto no fue solo obra de ella, sino de quienes aportaron con dinero, mano de obra, logística y hasta con una palabra de aliento. “Todos tenemos algo adentro, que puede ser intrínseco del ser humano. Solo hay que tener un gatillante”, sostuvo.

“A mis compañeros después les di las gracias porque me acompañaron en la idea, que fue una idea como desde la guata, no fue pensada, fue como espontánea, no fue trabajada”, agregó.

La joven aseguró que la difusión y popularidad del video, sumado a los elogios de conocidos y desconocidos, le dio “vergüenza” y “pudor”. Sin embargo, manifestó que “si en el fondo esto ayuda a motivar al resto”, espera que todos puedan sumarse. “En el fondo uno tiene que ayudar, pararse un poquito y siempre vas a encontrar a alguien”, resaltó.

“No tienes porque hacerlo grande u organizarte de una manera a más escala, sino mirar al que está al lado, al que está a la vuelta. Es parte del ser humano la condición de empatía, ponerse en el lugar de otro”, señaló.

También, espera que todas las situaciones que ha atravesado el país en los últimos seis meses sirva para que haya un cambio de consciencia en los ciudadanos.

“Espero que agarremos consciencia y en el fondo hagamos cambios positivos, cambios para todos, para la sociedad”, indicó y añadió que una de esas transformaciones debe partir por la Constitución.

Por último, Macarena afirmó que aunque no está segura de volver a hacerlo en el mismo lugar, insistió en que siempre habrán oportunidades de ayudar a quien posee menos recursos, y no dudo en exhortar, una vez más, a todo el que pueda sumarse, sin trasfondo, ni intenciones tras estas acciones.

“Las ideas de la guata son buenas. Si viene de ahí es porque realmente te nace. Hay que volver a ser empático, a cuidarnos entre todos, a volver a confiar en la gente. No confías en nadie, no confías en tu clase política, tenemos que volver a crear lazos”, finalizó.

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