Luego de verse obligados a cerrar su hostal por la pandemia de coronavirus, Daniel Dubre y Víctor Espinoza decidieron reinventarse y dejar a un lado el servicio turístico que llevaban para repartir alimentos en una ambulancia. Emprendimiento que también les ha permitido repartir alimentos a personas que viven en la calle.

Daniel, relató que tenían un hostal que funcionó como esperaban por un año, hasta que inició la emergencia sanitaria por la propagación del Covid-19 en el país, que los obligó a cerrar. “Bajaron mucho las reservas en febrero, en marzo no habían clientes. Estábamos ya cerrando las puertas del hostal y de repente surgió: Oye, ¿y si vendemos cosas por delivery para ayudar a la gente que no puede salir de la casa?”, contó al equipo de Agencia UNO.

Un día decidieron decidieron poner en marcha la idea. De esta forma, acondicionaron una ambulancia que tenían en casa, se trasladaron hasta Lo Valledor, hicieron una página en Instagram e iniciaron con su nuevo proyecto: Delivery Santiago. Cuentan que al principio trabajaron muy duro para que el emprendimiento rindiera frutos, hasta que finalmente se se convirtió “en un monstruo que creció mucho”, haciendo alusión a la gran demanda que han tenido.

“Fue como una cadena de cosas, porque primero empezaron como productos de encaje, luego a granel, luego frutas y verduras a domicilio, luego el plus del costo “0” en los despachos, el nombre, el logo, el higiene, el eslogan, más la ambulancia que fue el gran plus”, relató Víctor.

El nuevo negocio no solo les permitió reinventarse, sino también conservar los puestos de 15 personas-la mayoría extranjeros-que trabajaban con ellos en el hostal, y que se han convertido en un gran brazo para poder dar respuesta a los más de 100 pedidos diarios que tienen. “En vez de tomar de cerrar y echarlos y acabar todo, decidimos seguir con ellos en el nuevo proyecto y son ‘bien power’, comprometidos y han dado todo”, indicó Daniel.

Sobre la implementación de una ambulancia para este servicio, explicaron que la misma fue comprada en un remate, con la idea de convertirla en una casa rodante, que no pudo ser arreglada por dificultades económicas. Ahora, se ha convertido en un atractivo en la entrega de su servicio.

“La intentamos vender y nadie la quería comprar y justo salió esto del delivery, y le da como un valor agregado totalmente distinto. Cuando llegamos donde el cliente y ve una ambulancia, los vecinos salen a mirar, algunos se asustan. Ahí está un poco lo entretenido de esto, hacer un despacho choro, dándole un poco de alegría a todo esto. Al final estamos de domingo a domingo trabajando y la idea es disfrutar un poco el proceso”, sostuvo Daniel.

Los jóvenes, señalan que han tenido un buen recibimiento de los usuarios, no sólo por la ambulancia, sino porque cumplen con los requisitos sanitarios para realizar las entregas-guantes, mascarillas y batas- y también son muy rigurosos con el proceso. Detallan que inicialmente hay un equipo que recibe el pedido por Instagram, luego se llena una ficha y se registra la información en programa, donde se detalla cada compra. Posteriormente, se imprime la hoja, se pasa a otro equipo que selecciona los víveres y organiza las cajas, y las pasa o otra persona que verifica que hayan los alimentos y las cantidades solicitadas. Finalmente, se pasa al equipo de despacho y se lleva hasta la dirección indicada por el cliente.

Pero esto no queda ahí. Tras una jornada de trabajo, que apuntan es “de lunes a lunes”, Daniel y Víctor preparan alimentos que quedan y, junto a su equipo, hacen un corrido por Santiago, donde reparten bandejas de comida a personas que están en situación de calle, cuya condición se ha agravado por la crisis y las medidas restrictivas para hacer frente al virus.