El pasado lunes, personal de Carabineros realizó un allanamiento en el Barrio Yungay, luego de una violenta trifulca entre repartidores de delivery y habitantes de un cité del sector, que culminó con disparos.

Los hechos ocurrieron cuando un grupo de al menos 15 repartidores llegaron al lugar denunciando que moradores del edificio habían asaltado a los trabajadores, robándoles dos bicicletas y ocultándolas al interior del inmueble. Esto derivó en una violenta pelea que alarmó a los vecinos del sector.

Tras el hecho, Carabineros se acercó hasta el lugar, logrando recuperar bicicletas y se detuvo a un menor de edad acusado de cometer el robo.

“Yo no hecho nada, prácticamente. Cuando me han llevado, se han dado cuenta que soy inocente, y como dice el fiscal, que mi arresto es ilegal porque yo no tengo nada que ver”, aseguró el menor con identidad reservada, al equipo de Agencia UNO.

El joven también denunció ser víctimas de amenazas. “Yo nunca me meto con nadie, yo trabajo honradamente, vendiendo tequeños venezolanos, pero ahorita no estoy trabajando por la cuarentena y eso, pero no me gusta andar haciendo lo mano”, apuntó.

“Primera vez que he estado preso aquí, que estado esposado, que me llevaron a un calabozo. Ni en mi país(…)Yo no se de quien era la bicicleta, estaba yo al lado de la bicicleta y me llevaron. Yo dije: llévenme ya, pero yo no fui(…) Allá me dijeron: no tienen pruebas de eso te puedes ir”, afirmó.

A la pelea, se sumó la denuncia de vecinos, sobre supuestas actividades ilícitas al interior del edificio, por lo cual uniformados decidieron realizar un allanamiento, sin embargo, en primera instancia, derribaron a golpes la puerta de una vivienda que no era la que correspondía allanar, según la advertencia de los vecinos.

El dueño de casa presenció como su puerta era destruida por los funcionarios de Carabineros, quienes al ingresar a la casa se percataron que estaban equivocados.

“Carabineros se equivocó, era la puerta de al lado que tenían que entrar ellos. Se equivocaron y entraron a este lado”, relató el dueño del lugar, Ismael Figueroa, quien detalló que los uniformados al entrar de forma errónea, “entraron y salieron” y a su vez terminaron reparando la entrada derribada.

Posteriormente, los efectivos policiales se dirigieron a la vivienda que sí debía ser sometida al procedimiento, donde sus residentes les abrieron la puerta de forma inmediata, accediendo al allanamiento.

Consultada por Agencia UNO, una ciudadana de nacionalidad peruana que vive en el cité, donde todos son migrantes, aseguró que el hecho violento no se originó por el presunto robo de bicicletas o falta de pago por la comida que llevaron repartidores. Asegura que el conflicto surgió por un no pago de estupefacientes que supuestamente habría vendido uno de los trabajadores de delivery.

“El que vino ese día hace Grindr(aplicación) y no le quisieron pagar la marihuana y hubo una trifulca entre ellos. Ahí creo que le quitaron la bicicleta, el chico se fue corriendo, dejó la bicicleta y la metimos a un costado. Y nos defendimos de los ataques de ellos, porque ellos han querido prender la casa”, afirmó Sandy Bozzeta.

Asimismo, la habitante del lugar detalló que han llegado hasta 60 personas ocasionando pleitos, también de otras nacionalidades y la mayoría repartidores. Incluso, los moradores de la casona denuncian ser víctimas de disparos.

“Los vecinos acá dicen que somos narcos, que somos rateros, pero no son los vecinos de aquí, sino los que viven a tres cuadras. Y nosotros nos hemos defendido de lo que ellos han venido a hacernos a nosotros”, añadió.

Finalmente, aseguró que durante el allanamiento no se encontró pruebas del supuesto tráfico de drogas del que denunciaban los vecinos. “No van a encontrar porque no hay nada. Si yo traficara no viviría en esta pieza, tendría lujos en esta pieza”, afirmó la mujer que asegura vive con su esposo en el lugar y con su bebé, quien habría dado positivo por Covid-19.