El primer adiós por Covid de La Pérgola de Las Flores
El grupo de floristas despidió ayer a su primer miembro fallecido por COVID-19, un hombre de 81 años que estuvo vinculado al popular lugar durante al menos siete décadas.
Martín Cifuentes F. / AgenciaUno
Son alrededor de las 15:30 horas del martes 14 julio, en la intersección de Avenida Santa María con La Paz, y el ánimo es de despedida. De fondo, tangos en la voz de Óscar Larroca y Carlos Dante, entre otros, hacen de cortina para el que será el primer adiós de La Pérgola San Francisco. Juan Zamora (81), “uno de los pocos viejos que iba quedando de acá” -como dicen todos-, falleció la noche del domingo en el Hospital San José: 15 días atrás le diagnosticaron COVID-19.
Según comentan sus cercanos, Zamora era uno de los pocos formadores proveniente de las familias antiguas del lugar. “Él era la leyenda de La Pérgola, porque venía desde que estaba en la Alameda. Hizo su juventud allá. Conocía todas las historias, de allá o de acá”, resume Juana Contreras (72), consuegra del fallecido, que era tercera generación de cinco otras que permanecieron en el rubro de los floristas. Lo mismo hizo su hijo Francisco, expresidente de los floristas de la pérgola, quien murió dos años atrás. “Los dos sabían mucho y tenían conocimiento y pasión por este lugar. Eran la verdadera enciclopedia de La Pérgola, un libro abierto y podían contar cada historia. Se sabían la vida de toda la gente, cómo eran los que se fueron y cómo somos los que quedamos”, agrega Contreras, con voz entrecortada, y que también tiene un local en el lugar.
Hace poco más de dos años, comenta Contreras, Juan Zamora se operó del corazón y dejó de trabajar. “Pero el viejo venía, hacía conducciones -despachaba flores-, se hacía sus 10 o 15 luquitas y se iba. Pero no venía todos los días. Lo necesitaba, porque tenían tres pensiones solidarias que no sirven para nada”, asegura. Al interior de La Pérgola, en la instancia previa al cortejo fúnebre, armaron un pequeño altar. “Nosotros hicimos este velatorio invisible con el pendón de él, porque con el COVID-19 no lo podemos velar”, comenta, sobre el altar en el que se ven dos fotos de él junto a sus hijos de pequeños, unos cuántos arreglos florales y, al fondo, un pendón con su rostro y escudos de los clubes deportivos Colo-Colo y Palestino. “Hasta siempre, amigo y compañero Neno”, dice el cartel. “Era un buen amigo, chato, peluzón y a todo el mundo le agarraba de broma. Estuvo toda su vida acá, desde que era cabro chico. Y cantaba como los dioses el tango, perfecto. Se sabia de memoria todos”, dice ella, mientras hace un gesto a la música que sale de un parlante.
Desde su operación al corazón, Zamora habría quedado con secuelas. Días atrás, en un consultorio cercano a su hogar, le habrían diagnosticado bronquitis y le recetaron antibióticos. “Estuvo mal y, en eso, el médico del Sapu dijo que se lo llevaría al Hospital San José. Ahí le hicieron el examen de COVID-19 y tres días después tuvo el resultado positivo”, afirma Juana Vilches (51), nuera de Juan Zamora. Según comenta, tenía también una arteria tapada al corazón, cáncer al páncreas y le faltaba un pulmón.
“Su abuela empezó a vender flores al costado de la Iglesia de San Francisco, en el suelo. Después su mamá y después él, pero su familia de por sí siempre ha sido florista”, agrega Vilves. “Después de su operación, así y todo, volvió a trabajar. Era maestro en La Pérgola, siendo también dueño de un local. Pero él dejó de trabajar con la pandemia, en marzo”, afirma la también florista.
La instancia fue excepcional para despedirlo, porque la tradicional Pérgola de las Flores ha permanecido cerrada al público general por la pandemia y cuarentena. “Él siguió siempre apasionado a lo que hacía su familia y siempre quiso ayudar a todos sin esperar nada a cambio”, comenta la actual presidenta de los floristas de La Pérgola San Francisco, en la que trabajan al rededor de 120 personas. “Pero que con esto del coronavirus, estamos casi todos en la casa”, resume.
Tras la llegada del carro fúnebre con el ataúd, todos los floristas presentes salieron a recibir a su amigo y compañero con canastas llenas de pétalos que recolectaron previamente. Aplausos, tangos de fondo y el himno de Colo-Colo, despidieron a uno de los miembros más importantes de la Pérgola San Francisco, en un acto que se extendió hasta las 15:41. Al otro lado de la calle, los peatones miran curiosos. “Si éramos todos una gran familia. Aquí no teníamosrazón social ni color político. Todos éramos uno. A la hora que teníamos que luchar, nos uníamos entre todos”, señala Juana Contreras.