Las mascotas al centro de la pandemia

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El abandono de perros y gatos, por muerte de sus dueños o problemas económicos derivado de la

crisis, han empezado a aumentar. Diversas entidades iniciaron campañas para adoptar y rescatar

animales. En tanto, una clínica de Las Condes ha tenido numerosos reclamos por la muerte de

mascotas.

Martín Cifuentes F. / AgenciaUno

Al inicio de la pandemia, en distintos países, la adopción de mascotas se disparó. Estados

Unidos, Brasil y Colombia son solo algunos de los casos e incluso la tasa de abandono en naciones

como España se estancó. Ahora, las cifras se han revertido y es en ese mismo país europeo que, tras el fin de los desconfinamientos, aumentaron los índices de abandono de perros en un 25%. Algo similar sucedió en Nueva York, donde los refugios quedaron vacíos tras los primeros casos de coronavirus en ese país, pero ahora han tenido que recibir nuevamente a sus otrora huéspedes, tras la muerte de sus dueños por COVID-19. En Chile el número pareciera favorecer a las adopciones, pero expertos advierten que esto podría replicarse y el gobierno comenzó desde ya distintas medidas para prevenir estos casos.

Del total de 1.367.439 inscritos en el Registro Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas y

Animales de Compañía, un 80,5% corresponde a perros y un 19,5% a gatos. Desde el 16 de marzo,

cuando se decretó fase 4 en Chile por el avance del COVID-19, hasta el 8 de julio, se registraron 112.347 mascotas, un 33,42% menos que el año pasado. Para evitar el abandono durante el periodo de pandemia, la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) impulsó durante mayo el proyecto Mascota Protegida, que pretende generar consciencia. La baja de inscripciones de animales, eso sí, es algo que esperaban desde el organismo “a pesar del virus”.

“Sabíamos más o menos lo que se venía. Si la gente no podía salir, pensamos qué pasaría con

los animales sin dueño, con los perros comunitarios que son cuidados por organizaciones o vecinos, con quienes se quedan sin trabajo y no pueden hacerse cargo de su mascota. Incluso en quienes tienen COVID-19 y fallecen”, dice Carolina Guerrero, coordinadora nacional del programa de la Subdere.

Para prevenir el abandono y ayudar a las distintas ONG, la ingeniero comercial cuenta que para este adelantaron para septiembre la entrega de fondos concursables del organismo -$600 millones- y que están “enfocándolos en la postpandemia y qué va a pasar con eso”. “Ahora los montos van a ser más bajos, para darle más plata a más organizaciones locales y tenemos un programa de educación con el que saldremos en agosto, que será sobre el tema penal y qué sucede con el abandono. Será de educación en colegios y universidades”, aclara, sobre el programa de seis capítulos que abrirán al público.

Guerrero explica que a pesar que el proyecto incluye solo a perros y gatos, la ley se refiere a mascotas en general sin distinción. “Como programa, deberíamos en algún minuto abarcar a más tipos de mascotas. Ya trabajábamos en eso el año pasado y habíamos hablado de incluir conejos, que es lo que más tiene la gente. Pero vino la pandemia, los presupuestos, y no hemos podido hacerlo”, aclara.

Como la Subdere está en constante comunicación con organizaciones, “nos enteramos que hay más

abandono” durante este período.

Según cifras entregadas por Carabineros de Chile a AgenciaUno, entre el 16 de marzo y el 8 de

julio se han registrado 327 casos de abandono o maltrato animal. Con respecto a 2019, hace un año la cifra fue de 652 y representa una baja en un 49,9%.

Hay distintas organizaciones en Chile que combaten el abandono animal y que han seguido

operando durante el período de cuarentena. La Corporación Mirada Animal, una de las principales a nivel nacional, trabaja con alrededor de 120 perros en promedio en su Refugio Esperanza, ubicado en Padre Hurtado. La presidenta del organismo, Michelle León, dice que entre el 16 de marzo y el 30 de junio sobrepasaron las 160 adopciones, en comparación a las 154 realizadas en el mismo período de 2019. León afirma que esto se debe a su constante generación de contenido a través de las redes sociales, pero también a su campaña “Mascoterapia”, que impulsaron para incentivar la adopción en tiempos de pandemia. “Los principales factores que nos han jugado en contra se relacionan con el endurecimiento de las restricciones al movimiento de las personas, ya que si bien el interés por adoptar sigue en aumento, la posibilidad de parte de los posibles adoptantes de llegar al refugio se ha visto limitada”, dice ella, y añade que el mayor peak de estos meses lo tuvieron el 19 de abril, cuando dieron

23 perros en adopción.

El efecto colateral de la crisis

A pesar que el interés por adoptar se mantenga durante estos meses, la presidenta de la

Corporación Mirada Animal cuenta que han realizado distintas labores de ayuda y que tuvieron 125

nuevos ingresos recientemente. Uno de los casos que menciona es el del rescate de 11 perros de una casa en San Bernardo, a fines de junio, donde se encontraron casi sesenta animales, de los cuales 23 canes estaban muertos. Hace unas semanas recién llevaron a su refugio a los primeros que dieron de alta. Algunos estuvieron internados por desnutrición, parvovirus, distemper o sarna. Uno de ellos falleció y dos siguen internados. Además, han tenido abandonos a las afueras del refugio, recibido perros que por alguna razón sus dueños ya no pueden cuidar, entre otros.

¿Cree que en Chile podría registrarse un alza en los abandonos en el período postpandemia?

“Eso puede suceder si no se toman las precauciones debidas al momento de dar perros en adopción en estos tiempos. Es fundamental que la persona que toma la decisión ahora lo haga consciente de la responsabilidad que implica tener una mascota”, responde León. Donde también creen que podría

suceder algo es en la fundación Huella Animal, centrada en el rescate de animales adulto.

“Obviamente, si hay una situación económica que se va deteriorando, que es lo que está pasando ahora, consideramos que esto se puede agravar y sabemos que es una posibilidad muy grande que ocurra”, dice Pablo Kohler, subdirector de comunicaciones del organismo.

En su organización también han tenido un incremento en los animales adoptados y rescatados

desde marzo y han continuado con sus actividades. “La mayoría de los perros que rescatamos estaban extraviados, se desplazaron a causa de las manifestaciones durante el estallido social o vivían en el sector de Santiago Centro y su situación se agravó por alguna razón”, dice Kohler, y luego añade:

“Tuvimos un caso de tres perros que estaban en una casa abandonada, porque sus dueños, de tercera edad, murieron por COVID-19. Necesitamos asegurarnos que puedan tener una buena tenencia

postpandemia y estamos siendo super insistentes en que se debe evaluar, en el proceso de adopción, qué pasará cuando termine la cuarentena. El mundo emocional de las mascotas puede verse afectado”. Con la vuelta a la normalidad, María José Quintana, directora ejecutiva del organismo, dice que en las mascotas podría generarse estrés por separación, lo mismo en los gatos, pero que pueden correr menor riesgo. Quintana recomienda, tiempo antes de volver a la normalidad, tratar a la mascota con un etólogo, para que esta pueda lidiar con la ausencia del amo. Kohler añade que no saben “cuántos animales callejeros hay o si han aumentado desde la cuarentena, porque esas cifras no existen, pero sí recibimos mensajes de gente que dicen ya no pueden tener a su mascota, que su situación está compleja, etcétera”. “Lo que le hace falta a Chile es un poco de educación con el tema de la tenencia de mascotas. En general, cuando uno adopta, es un acto de responsabilidad y de compromiso hacia la

mascota, sabiendo que un perro puede durar 20 años”, dice ella.

Existen también otros problemas asociados a la cuarentena. “En casos de animales que tienen

un vínculo muy positivo y afiatado con sus tutores, en general no han habido cambios conductuales tan

negativos. Hay otros en que si ese vinculo no está fortalecido o el animal tiene algun trastorno

conductual de base, puede haber problemas de convivencia”, afirma María José Ubilla, presidenta del Colegio Médico Veterinario de Chile. “Es complejo vivir con un animal que manifiesta alguna

conducta que pueda hacerle daño a la familia. Han habido convivencias un poco más conflictivas en el caso de los gatos, que son considerados sociales, pero no tanto como el perro. Varios están manifestando trastornos conductuales de ansiedad, que se evidencian en distintos comportamientos, como pasar mucho tiempo escondidos, que disminuyan la conducta de juego o que se laman excesivamente alguna parte. Todo eso es estrés producto de la súper convivencia”, continúa.

Ubilla explica que, para prevenir el abandono de animales, retomaron la campaña de

sensibilización “Un amor incondicional”, que iniciaron en 2019 con el canal de TV Mega.

“Necesitamos potenciar los vinculos positivos, prevenir el abandono y fomentar la adopción”, explicita la médico veterinario. Otro de los efectos colaterales que ha tenido la crisis sanitaria, son las diversas complicaciones

que han surgido para quienes viven solos o quieren adoptar a un integrante para la familia. Días atrás Andrés Zarhi, alcalde de Ñuñoa, anunció la implementación de un servicio “delivery” de mascotas.

Considerando el contexto de la pandemia y del aislamiento social, Zarhi comenta que “el apoyo

emocional que puede otorgar una mascota es incomparable”. “Además y producto de la cuarentena,

nuestro trabajo de rescate de perros callejeros se ha pausado por temas de espacio”, comenta el edil, quien explica que el Centro de Rescate Canino de la comuna quedó sin cupos para recibir más canes.“Nacesitamos dinamizar la adopción y seguir con nuestra labor”, añade.

Según comenta, son al rededor de 70 los perros que tienen a disposición, y que pueden trasladar

hacia el domicilio de quien esté interesado en entregarles hogar definitivo, siempre y cuando sea en la

comuna.

La otra urgencia

El jueves 2 de julio, a través de redes sociales, Camilo Portales (31) denunció a la veterinaria

Padre Hurtado, ubicada en Las Condes. En su publicación de Instagram, el bailarín afirmaba que Odi, una husky siberiano, habría recibido un trato negligente en el centro médico. Todo habría partido días

antes cuando su perro, de tres meses, comenzó con vómitos, después de comer un pedazo de papa. “En menos de 12 horas tuvo vómitos, diarrea y la llevamos al veterinario. Ahí nos dijeron que

probablemente era una gastritis y que debía quedar hospitalizada. Le hicieron una ecografía y dijeron que tenía un cuerpo extraño en el estómago. Al otro día, con el examen de imagenología, determinaron que el cuerpo extraño eran fecas. Quedó hospitalizada, a la noche dijeron que estaba un poco mejor y preguntamos si podíamos llevárnosla. Dijeron que sí”, relata.

Esa noche, dice el bailarín, “se empezó a bajonear y vomitó. La llevamos al veterinario, estuvo

una noche y a la otra fuimos a llevárnosla. Pero porque nos decían que estaba bien y que faltaba

evolución. Llamamos a la tarde y dijeron que no había comido, que esperaban lo hiciera sola. Y eso que no lo hacía desde el primer día que vomitó”. Según relata, el perro estaba decaído y triste cuando se lo entregaron. “Le levanté las encías y las tenía blancas de deshidratación. Estaba de poco ánimo, en comparación a la primera vez que la fui a buscar. Tenía las patas embarradas en caca y con mal olor.

Estaba sucia”, asegura. La retiraron y trasladaron a la clínica veterinaria Tomás Moro, donde el perro falleció hace unas semanas. “Funé de picado, molesto, enojado y de pena. Pena, porque siento quemaltrataron a mi perra. Y el maltrato no es solo pegarle, sino tenerlo ahí tres horas sin verlo y sin acariciarlo. Lo hice por eso”, explicita el bailarín.

Para recopilar casos, creó una cuenta en Instagram, que supera las 90 publicaciones y de las que

afirman otros tres de los animales afectados y que han pasado por la veterinaria han fallecido. Otro de los casos expuestos ahí es el de Francisco Barros (32), dueño de un bulldog francés. El abogado asistió a fines de abril a la veterinaria junto a su perra Sue, en un episodio que resume como “traumático”. “Siempre ha sido muy animada, pero un día la encontramos bajoneada. Dejó de comer al almuerzo, en

la tarde empezó a vomitar y a la noche la llevamos a la veterinaria. Ahí la dejamos internada para que

le hicieran exámenes, que al día siguiente nos enteramos no le habían hecho y nos dijeron: ‘Está súper

bien, no tiene nada’”, dice Barros.

Días después, tras retirar al perro de la veterinaria, comenzó nuevamente con vómitos. “Estuvo

vomitando menos, pero como al tercer día, empezó con vómitos más fuertes y con sangre. Fueron muy

café oscuro. Llevamos la muestra, la miraron y dijeron que no tenía nada, que quizás algo se le había

atorado en la garganta. Que podía ser un resfrío. Cosas genéricas, nada específico. Que la lleváramos al

día siguiente para hacerle los exámenes que originalmente le harían al principio y no le hicieron”,

comenta el abogado. Esa noche, dice, Sue no vomitó, pero al despertar fue “derechamente a vomitar

sangre por toda la casa”. Ese día tenían reserva para las 10:00, pero llegaron a las 8:00 horas de

urgencia. “Llegamos antes de la hora para que le hicieran el examen con una muestra de vómito rojo, y

dijeron ‘No es sangre, debe estar bien’. Que la lleváramos de vuelta a las 18:00, que tendrían el

resultado del examen. Ahí Sue seguía vomitando y dijimos ‘Chao con estos tipos’”, dice.

Posterior a eso, trasladó al bulldog francés a la clínica RAVU de la Universidad de Chile. “La

ingresaron, le tomaron signos vitales y dijeron que estaba completamente deshidratada, con un

problema estomacal serio y anémica. Básicamente, dijeron que estaba a punto de morir. Ahí estuvo

internada cuatro días y la estuvimos tratando un mes con remedios y suplementos”, dice Barros, sobre

el perro de poco más de un año. “El diagnóstico fue gastritis medicamentosa por AIES, que le habían

indicado en la veterinaria anterior”, dice.

La versión de la clínica cuestionada

“Reconozco algunas de las historias. Unas están tergiversadas, otras aliñadas y otras no son falsas, pero

si las lees, dices que dónde está el problema”, dice Ignacio Campaña, veterinario y representante legal

del centro clínico Padre Hurtado. “Una de las personas que comenzó esto vino a pedir unos

documentos, la ficha médica y las boletas. Y habíamos hablado el día anterior, porque tuvo una

discusión acalorada con la secretaria, porque quería tomar un plan de salud para su perro y estos, si una

mascota llega con una enfermedad o un atropello, no se pueden entregar. Este perro venía con

parvovirus. Al otro día llamó en repetidas oportunidades y no le contestaron, algo que no es raro acá,

porque estamos con mitad del personal. Llamó al veterinario de noche, que no estaba al tanto de su

caso por cambio de turno, y eso le colmó la paciencia y vino a buscar a su perro”, dice el especialista,

sobre el caso de Camilo Portales, y luego añade: “Ahí me dijo que tenía no sé cuántos miles de

seguidores, que me iba a hacer una funa y me iba a acordar de ellos por mucho rato. Que nos iba a

hacer mucho daño. Y así partió todo”.

El médico veterinario afirma que contemplan presentar un recurso de protección, que “lo está

viendo una abogada amiga que está llevando el caso, junto a otras personas, para ver cuál es la mejor

forma. A mí me da lo mismo que digan que son careros, pero cuando se habla de maltrato animal y con

nombres de algunos profesionales, creo que ha escalado demasiado”. Además, afirma que hay quienes

se han sumado a la denuncia porque “han quedado picados por alguna cosa, pero tenemos el apoyo de

nuestros pares”. ¿Reconoce que han tenido fallas? “Si me preguntas si hacemos mea culpa de que

hemos cometido errores, por supuesto que sí. Pero creo que lo que está pasado es una injusticia como

pocas veces he visto ”, responde el profesional.

Sobre los reclamos en Instagram, afirma que “los casos en que realmente dices que pasó algo

que no debería haber pasado, no están. Los que por ejemplo, invento, se le pasó más suero a un perro e

hizo edema pulmonar y producto de eso se le complicó la enfermedad y terminó muerto, nos ha

pasado… y esos no están. La mayoría son reclamos con mucha pimienta y con cosas que no tienen

ningún asidero o son de frentón falsas”. En cuanto al flujo de atención y a la asistencia de público,

afirma que “no hemos sentido la baja”, pero que “han habido casos de más complejidad y urgencia”.

Desde el inicio de la pandemia, el Colegio Médico Veterinario de Chile comenzó con campañas

de educación para la población e instructivos con recomendaciones para los veterinarios, colegiados o

no colegiados. “Hemos sido enfáticos en educar a la población en todo lo que respecta a cómo acudir a

un centro veterinario y en qué tipo de situaciones. Porque hay situaciones que no ameritan que alguien

acuda a un centro veterinario, como para una peluquería. Hemos recomendado primero llamar a la

clínica y consultar al médico si es necesario llevar o no al animal de compañía”, dice la presidenta del

organismo, María José Ubilla.

“Si el veterinario considera que es urgente y debe ser revisado en la

clínica, ir con una hora previamente agendada para evitar aglomeraciones en la sala de espera”, añade.

Sobre las clínicas que son acusadas de negligencia o malas prácticas, afirma que cuentan con

consejos de ética regionales, independientes a la directiva y que son ellos los encargados de analizar

cada caso. Sobre la situación en los centros de salud, dice que “no hemos tenido problemas de cierres

porque como Colmevet, desde el inicio estuvimos en constante contacto con las autoridades para que

los distintos espacios donde existan animales sigan funcionado”. Afirma, eso sí, que “los colegas que

trabajan en clínicas nos han ido retroalimentando con que no ha habido una disminución drástica de

pacientes. Pero han habido clínicas muy pequeñitas que han tenido que cerrar. Se han ido a la quiebra

no solo por el COVID-19, sino también post estallido”.

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