Solidaridad crece entre los vecinos de los edificios para superar la pandemia
Eleonor Oviedo Castillo / Agencia Uno
Solidaridad es definida por la Real Academia Española de la Lengua (RAE) como la “adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”. Precisamente, ese es el significado que se le ha dado en edificios de la región Metropolitana, donde se han implementado iniciativas voluntarias para ayudar a los vecinos que han resultado afectados por la crisis sanitaria y económica, tras la aparición del COVID-19 en el país.
Según el Instituto nacional de Estadísticas, la tasa de desempleo subió a un 11,2% en el trimestre móvil marzo-mayo de 2020, meses marcados por la pandemia, que ha obligado al cierre de comercios para cumplir con las medidas preventivas, y con ello la pérdida de trabajos temporal o definitivamente.
Aunque se ha fijado ayudas gubernamentales para personas afectadas, habitantes de estos condominios señalan que no siempre califican para el beneficio por las condiciones que tenían antes de la llegada del coronavirus, o simplemente no es suficiente para pagar los gastos por servicios básicos, arriendo y alimentos.
En el barrio de Bella Vista, ubicado en la comuna de Recoleta, siete vecinos conformaron un comité social para fomentar la ayuda mutua entre los residentes, señalando que quienes viven ahí no han sido beneficiados por los programas sociales.
“Todo esto parte por Un Whatsapp que nuestros conserjes generaron. Y en este whatsapp empezaron, en el fondo, a estar todas las personas que arrendaban, los propietarios también. Y esto activó un poco el que nosotros pudiésemos ir notando necesidades en nuestros vecinos”, detalló María de Jesús, miembro del comité y residente del Edificio Darnignac 28.
María, explicó que en su comunidad se han realizado varias iniciativas. La primera, se trata de una “vecinatón” o recaudación de fondos, que les ha permitido entregar ayudas económicas, con base a datos recaudados a través de una ficha social, elaborada por ellos mismos. “La vecinatón es una instancia donde le pedimos a nuestros vecinos que depositen plata en una cuenta para los vecinos que más necesitan”, detalló.
Desde la comunidad manifiestan que la iniciativa funcionó bien el primer mes, “pero el segundo ya teníamos el doble de familias, se tuvo que buscar ayuda fuera del edificio”, por lo cual apelaron a la buena voluntad de clientes, conocidos y familiares, así como apoyos adicionales.
De esta forma, se creó una cuenta del edificio (@edificiosolidaiod28) en Instagram, donde se suben los programas de ayuda y se publican los emprendimientos de las personas, la mayoría que ha perdido su empleo. La intención es generar interés en sus productos y colaborar con la nueva fuente de ingresos.
Rafael, residente y beneficiario de estos planes, explica que actualmente está sujeto al seguro de cesantía y su esposa quedó desempleada, afectando de forma drástica sus ingresos. En consecuencia, decidieron invertir el dinero que tenían ahorrado en la compra de artículos y venderlos, ácción que les permite cumplir con los compromisos más importantes.
“Si no hubiese sido por esto, pues hubiésemos estado quizá en otras condiciones(….) Buenísima la iniciativa y la disposición de los vecinos. Son personas que realmente han estado a la buena disposición. Incluso, hemos recibido ayuda monetaria, de parte del comité, hemos recibido una caja de mercadería, de comida, gestionada también por el comité, y hemos recibido mucha información de parte de ellos, en cuanto al registro social de hogares, que gracias a ellos logramos registrarnos. Aún no hemos tenido respuesta, pero está en proceso”, explicó.
Como Rafael, hay más de una decena de familias en condiciones álgidas que han recibido ayuda de esta forma. Sin embargo, hay una tercera opción que beneficia a los más de 350 residentes de la torre: la caja solidaria. Se trata de un dispositivo con la frase: “Saque lo que necesite”, que fue colocado en la entrada del edificio, a fin de facilitar una especie de trueque y calmar el hambre pasajera.
“Una vecina propuso poner una caja donde los vecinos que pudiesen, dejaran mercadería y, los que necesitasen, sacaran mercadería”, precisó María de Jesús.
Ayudas similares a esta última se desarrollaron en otras dos torres de la capital. En el edificio Carrascal 5081, en Quinta Normal, también instalaron una mesa solidaria, que si bien inició con 6 productos, como indica su coordinadora, Andrea Díaz, ahora incluye legumbres, vegetales, lácteos, proteínas, carbohidratos, enlatados, entre otros, a tal punto que tuvieron poner dos mesas.
“Parte la mesa solidaria o mi iniciativa de instalarla porque acá se estaba dando cuenta de necesidades, que había gente que necesitaba. De hecho, otros vecinos en otra oportunidad hicieron cajas de mercaderías para los más necesitados, pero buscábamos una acción que fuera un poco más grande, más general”, señaló Díaz.
La residente también explicó que la propagación de la idea ocurrió a través del grupo de mensajería de los habitantes, y fue aceptada de inmediato, pues asegura que tampoco reciben ayuda gubernamental para afrontar la crisis.
Señala que hasta el momento la mesa “ha funcionado perfecto” y no sólo es para los que necesiten la mercadería por no tener, sino también para que la gente “no salga a exponerse a comprar”.
“Si tu necesitas un paquete de fideos, por ejemplo, y son las nueve de la noche, y no puedes salir a comprar por los horarios, o por los permisos, tu vayas, saques ese paquete de fideos y lo intercambies por algo que tengas en tu casa”, sostuvo.
La misma dinámica se implementa en el edificio Carmen 368 en Santiago Centro, donde se colocó un “almacén solidario” que permite a los vecinos tomar el artículo que necesiten, y reponerlo o cambiarlo por otro cuando haya la oportunidad.
“Hay gente que sí lo necesita, y más ahora en este momento que la gente está desempleada, les han bajado los sueldos trabajando desde casa o están cesantes. Entonces, realmente sí, es algo que si nos beneficia a las personas porque uno nunca sabe quién lo va a necesitar”, señaló Edelyn Bello, beneficiaria y residente del lugar.
Asegura que la dinámica “ha sido súper bien, porque la gente ha colaborado. No he visto nada de que la gente tenga algún tipo de problema por eso, sino que sencillamente sí se ha visto que la gente ha colaborado”.
Finalmente, desde las tres residencias coinciden en que la solidaridad se ha transformado en sinónimo de gratitud y unión entre los vecinos.