La historia de los macabros asesinatos que conmovieron a Villa Alemana
Villa Alemana es una ciudad tranquila y netamente residencial ubicada en la región de Valparaíso. Su clima es templado, por lo que su lema durante décadas fue, “por su clima, la juventud no teme a la vejez. La vejez en Villa Alemana vive en eterna juventud”.
Sin embargo esta comuna, conocida también como la “ciudad de los molinos”, en los últimos 15 años ha sido remecida con las historias de tres homicidios altamente noticiosos por lo macabro de sus circunstancias, relacionados con asesinatos múltiples y descuartizamientos.
Los vecinos y vecinas de esta ciudad aún recuerdan el caso de Pablo Aravena Garcés, conocido como el “chacal de Peñablanca”, que provocó revuelo en el año 2008 al ser el triple homicida de una familia para quedarse con una herencia. Este hombre asesinó a su hermanastro, a la madre de éste y a la asesora del hogar.
Otro hecho que estremeció a este lugar de la zona central ocurrió hace dos años. La historia del profesor Nibaldo Villegas fue noticia por meses en la prensa y lo crudo de los sucesos que lo llevaron a su trágica muerte no dejaron indiferente a nadie.
En estos días, el caso de la joven Ámbar Cornejo ha conmocionado nuevamente a la comuna, que está movilizada en las calles y en las redes sociales exigiendo justicia. El único imputado por el homicidio de esta menor de 16 años es un ex presidiario conocido como el “psicópata del tambor”, que fue condenado a prisión el año 2005 por el asesinato de su pareja y del hijo de ella.
Estos casos parecieran tener una extraña y macabra coincidencia del destino. Lo cierto y concreto, es que estos tres bullados sucesos ocurrieron aquí, en Villa Alemana. Esta ciudad de 95.000 habitantes ha sufrido indignación, tristeza, espanto y busca dejar atrás el recuerdo de estos horribles asesinatos.
Pablo Aravena, “El Chacal de Peñablanca”
Según reportes de diarios de la época, impactada quedó la comunidad del tranquilo sector de El Carmen de Peñablanca, de Villa Alemana, luego de confirmarse que Pablo Aravena había cometido un triple homicidio en una vivienda el 01 de diciembre del 2008.
Según la justicia, se determinó que la ambición por quedarse con la herencia de su padre llevó al asesino a cometer este delito, siendo conocido hasta el día de hoy como “el chacal de Peñablanca”.
De acuerdo con la investigación, Aravena ingresó al domicilio que habitaban sus víctimas mientras la vivienda estaba vacía. El primero en llegar fue su hermanastro, Felipe Aravena Segovia (19), a quien estranguló con el cordón de una plancha.
Luego, sería el turno de la madre de este joven, Viveca del Carmen Segovia (57), a quién el autor del crimen golpeó en la cara con un objeto contundente para posteriormente asfixiarla y robarle un anillo de oro.
En última instancia llegó la asesora del hogar, Victoria Donoso Cortés (59), conocida por los vecinos y vecinas del sector como “Toyita”. Ella también fue estrangulada hasta quedar sin vida.
Durante la realización del primer juicio, el tribunal absolvió al acusado, pero en el segundo, fue condenado a presidio perpetuo calificado, además de una indemnización de 300 millones de pesos reclamada por la familia de las víctimas.
En el año 2013, la defensa de Aravena solicitó quitar el mérito probatorio a la investigación, negar imparcialidad de los jueces de Viña del Mar, así como también la falta de documentación en la sentencia. Este recurso de nulidad fue rechazado de manera unánime por la Corte Suprema.
La dramática muerte del “Profe Nibaldo”
Nibaldo Villegas era un profesor muy querido por los vecinos y vecinas de Villa Alemana. Por eso su fallecimiento y las escabrosas circunstancias que lo llevaron a la muerte provocó una conmoción de toda la comunidad.
La historia de este crimen comienza tras la separación de su matrimonio con Johanna Hernández, con quien mantuvo una relación de nueve años y con quien tuvo una hija. Los problemas se iniciaron cuando la mujer dejó a Nibaldo para comenzar un romance con quien fuera su amante, Francisco Silva.
Si bien las causas no quedaron esclarecidas del todo, las indagaciones realizadas en el 2018 presumen que Johanna con su nueva pareja querían quedarse con la casa del profesor y con su auto. Es por esto que urdieron un plan para concretarlo.
Según las líneas investigativas de este caso, Johanna habría simulado una reconciliación con Nibaldo. Ella lo citó en la casa de él con el fin de tener un encuentro que ya se estaba dando desde hace algunas semanas.
En esa reunión, Hernández habría drogado a Villegas. Una vez en ese estado, Francisco Silva habría ingresado a la vivienda para apuñarlo en reiteradas ocasiones. Según los antecedentes recopilados por las policías lo habrían descuartizado en la misma cama de Nibaldo.
No conformes con esto, se dirigieron a Valparaíso en la madrugada del 11 de agosto del 2018, ocultando el cuerpo sin cabeza y extremidades en la quebrada cercana a la Playa Las Docas en Laguna Verde. Al día siguiente comenzaba la búsqueda, en donde incluso Johanna Hernández se mostraba ante las cámaras de televisión y los familiares como desconsolada por la desaparición de su ex marido.
Luego de unos días, la pareja de asesinos decidió volver al lugar de los hechos para deshacerse de las partes del cuerpo, quemándolas en una fogata. La parte del torso la lanzaron al mar, que luego fue encontrado flotando en el muelle Prat.
Finalmente, luego de un confuso juicio lleno de declaraciones contradictorias entre ambos asesinos, Johanna Hernández fue condenada por el delito de parricidio a presidio perpetuo calificado. En tanto, Francisco Silva recibió una condena de presidio perpetuo simple por homicidio calificado. Esto significa que tendrán al menos 40 y 20 años, respectivamente, antes de poder hacer uso de algún beneficio como libertad condicional.
El doble homicida: “El psicópata del tambor”
“Efectivamente, yo maté a dos personas. Dos seres humanos. Eso lo reconozco. En el momento en que se produjo mi detención dije y confesé mi crimen”. Con estas frías palabras, Hugo Bustamante reconocía el homicidio de su pareja Verónica Vásquez y del hijo de ella Eugenio Honorato, de tan solo 9 años, a principios del 2005 en Villa Alemana.
Luego de estos horribles sucesos, este hombre sería conocido como el “psicópata del tambor”, ya que no solo cometió el crimen, sino que posterior a eso ocultó los cuerpos en un tambor, los cubrió con cal y los dejó en el living de su casa.
Posterior a eso, cuando se dio cuenta que comenzaba a salir olor del cuerpo sin vida de sus víctimas, los enterró en el patio de una casa que arrendó en Villa Alemana.
Por este doble crimen, Bustamante fue condenado a 27 años de cárcel por homicidio simple, lo que llevó a obtener el beneficio de la libertad condicional luego de 11 años en prisión.
Según la prensa de la época, cuando este sujeto quedó libre los vecinos y vecinas de calle Covadonga quedaron impactados y lo recibieron con comprensible temor. “Lo que pasa es que él tiene maldad. Urde cosas. Me da miedo encontrármelo en la calle. Es una burla para la gente”, declaraba a un medio local una vecina.
Estos son los tres casos que han ocurrido en los últimos 15 años de historia de la tranquila ciudad de Villa Alemana. Alejada de las grandes urbes, pero con una historia que guarda tristes recuerdos de espeluznantes homicidios que han tenido esta comuna como protagonista.