Eleonor Oviedo castillo / AgenciaUno

Luego de más de cuatro meses cerrados, locales tradicionales de la capital, como El Quitapenas y Donde Augusto, se preparan para abrir sus puertas, cumpliendo las recomendaciones sanitarias estipuladas por las autoridades. La esperanza está puesta en que llegue pronto la etapa de “Apertura Inicial”, enmarcada en el Plan Paso a Paso del Gobierno, aunque sólo podrán atender al 25% de su capacidad.

El bar restaurant El Quitapenas tiene más de 25 años recibiendo a clientes en la comuna de Recoleta. Entre sus mesas de madera y paredes llenas de recortes, han ocurrido importantes acontecimientos de la historia chilena.

“Aquí se fundó el Club Colo Colo. Aquí se hicieron cumbres guachacas, eso nos ayudó mucho. Tiene historia el negocio. Ha salido en la televisión”, detalló José Miguel Mendoza, dueño del local.

Don José se convirtió en el tercer propietario del bar-restaurant hace más de 25 años. Precisó que nunca había dejado de funcionar, exceptuando fechas especiales. Hoy cumple más de cuatro meses cerrado, debido a las cuarentenas obligatorias para evitar la propagación del COVID-19, lo que ha significado importantes pérdidas.

“Muy mal. A mí me iba bien, es que una vida normal se llevaba. Y de la noche a la mañana que pase esto…Los floristas cerrados, el cementerio entra poca gente, no se pude ir de visitas”, indicó, añadiendo que estos son los usuarios habituales, especialmente quienes se van luego de ir al cementerio, “algunos entran y se les olvida por qué vinieron”, apuntó en tono jocoso.

Por su parte, Augusto Vásquez, dueño de “Donde Augusto”, local con una tradición de cerca de 30 años en el Mercado Central, en Santiago, tampoco recibe a sus usuarios desde hace cinco meses, califica la situación como una película de “ciencia ficción”, que tiene el restaurant “por el suelo”.

“Llevamos mucho tiempo muy, muy mal. Los restaurantes, cafeterías, los casinos, estamos al borde de la quiebra, la verdad…Ha sido difícil subsistir cinco meses sin producir nada”, sostuvo y agregó que ni siquiera sus padres, que trabajan desde hace años en el lugar “habían visto una locura así”, refiriéndose a la pandemia.

Los locatarios afirman que no estaban preparados para estar fuera de tanto tiempo. Además, recordaron que sus negocios venían de sufrir pérdidas por el estallido social que inició en octubre del año pasado.

Desde El Quitapenas explican que han podido pagar los arriendos por un préstamo, y sus siete empleados están acogidos al seguro de cesantía, pero no creen que puedan sostenerse en esta situación un mes más.

“Hay que hacer algo, el nombre no se va a olvidar nunca, pero la gente tiene que trabajar, algo hay que hacer. No sé qué va a pasar mañana, pero que se sepa que estamos vivos”, señaló Mendoza.

Por su parte, Augusto señala que ha tenido que reducir el número de trabajadores de 120 a 90 personas, acogidas también al seguro de cesantía.

Apuestan por la solidez de sus negocios, aunque reconocen que hay momentos de pánico y terror ante la posibilidad de seguir cerrados por más tiempo.

Desde el 27 de julio, se levantó las cuarentenas en 11 comunas de la región Metropolitana, y el lunes 17 de agosto está previsto que se sumen Santiago y Estación Central. Las mismas se encuentran en la fase 2 o etapa de transición del denominado Plan Paso a Paso del Gobierno para el desconfinamiento. Pero no es sino hasta la fase cuatro o etapa de “Apertura Inicial” que “se permite el funcionamiento de restaurantes y café con atención al público, con máximo 25% de su capacidad”, de acuerdo al protocolo.

Es por ello que ambos locales se dispusieron a reacondicionar sus espacios, separar las mesas a un metro de distancia; instalar dispensadores de alcohol gel; entregar utensilios, sachets de sal, azúcar y salsas en bolsas selladas; tomar la temperatura antes de ingresar, y colocar códigos QR en las mesas para que las personas obtengan el menú de esta forma.

“Yo lo único que quiero es trabajar. Si a mí me dicen: ‘coloque un vidrio en el techo’, lo pongo. Pero quiero hacer algo”, agregó José Mendoza.

Camila Mendoza, hija de José Mendoza y asistente en El Quitapenas, señala que asimilar los cambios “ha sido complejo”, sin embargo apunta que “hay que adaptarse a lo que está pasando”, apostar por la salud tanto de locatarios como del personal. Es por ello, que aplicaron medidas innovadoras como colocar una mica separadora al medio de las mesas y elaborar mascarillas con el logo del local para que fomentar su uso.

“La primera idea que surgió es ¿cómo no tenemos tanto contacto con la gente, físicamente?… ¿cómo marcamos el metro de distancia? Siendo un local que es de contacto, es como de conectar, de todas esas cualidades de llegar a la gente”, señaló la joven.

Por su parte, Augusto precisa que además aplicarán test a sus empleados y sanitizará con “termoniebla”, humo que penetra la superficie, al menos una vez a la semana.

“Hemos implementado todo el protocolo que nos entregó el gobierno. Las mesas están separadas, a un metro y medio a dos metros; la distancia social a la entrada del restaurant, porque tuvimos que hacer una entrada y una salida. Imagínate que esto es un monumento nacional, es una pérgola, entonces tuve que cerrar las pérgolas y hacer una entrada y una salida”, detalló y agragó que esto se suma una caja sanitizadora a la entrada del lugar.

La esperanza es abrir pronto, aunque dudan que puedan recuperarse de las pérdidas.

“25% es muy poco para un restauran, es demasiado poco. Dime en Santiago cuántos restaurantes pueden subsistir con el 25% y cuántos tienen espacio para poder separar las mesas de un metro y medio a dos metros…Es una medida muy fuerte, hay algunas personas que no van a abrir, no les conviene abrir”,dijo Augusto, quien también apuntó en la prioridad de seguir adelante y hacer todos los esfuerzos para surgir.

En tanto, José sostuvo que “siempre vamos a estar aquí…Pienso que no va a ser difícil que esto vuelva a la realidad (…) Vamos a ser normal otra vez…No hay mal que dure 100 años, ni weón que lo aguante”, finalizó el propietario de El Quitapenas.