AgenciaUno/Eleonor Oviedo Castillo

El Ministerio de Educación de Chile, en conjunto con miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), crearon un Consejo Asesor “Abrir las escuelas paso a paso”, integrado por 19 expertos de distintas áreas, que tendrá como misión orientar a la comunidad estudiantil en el proceso para una reapertura gradual, segura y voluntaria de los recintos educacionales en lo que queda del año 2020.

Cifras entregadas por el gobierno revelaron que hasta la fecha 219 establecimientos reabrieron sus puertas y 821 solicitaron hacerlo. Esto ha colocado en la palestra el debate entre quienes prefieren continuar con las clases virtuales y los que optan por regresar al formato presencial, en medio de la pandemia de Covid-19 que aún no tiene una solución definitiva.

Matías Corrotea es estudiante de 3° medio en el Liceo Principal de Pirque, uno de los que abrió sus puertas tras siete meses de confinamiento. El joven de 17 años aplaudió la decisión de retornar a las aulas, pues asegura que de esta forma puede prestar más atención a los contenidos de las distintas materias, sin verse afectado por factores personales o fallas técnicas de la zona como mala de conexión a internet o baja la calidad de video.

Corrotea sostuvo que estas mismas inquietudes son compartidas por sus compañeros que “dijeron que tenían problemas de concentración, que igual es complicado…prefieren más estudiar en la escuela, que estar en las clases virtuales”.

Tanto Matías como su madre, Roxana Vásquez, reconocen en entrevista con AgenciaUno que los meses en cuarentena han sido difíciles y se convirtieron en el detonante de la angustia y la ansiedad, principalmente por el futuro académico, no sólo de él, sino también de sus tres hermanos menores.

“Hace un par de meses me dio una crisis de pánico, me puse a llorar como loco, estaba chato de estar acá encerrado, de pensar: ¿hasta cuándo voy a estar acá?”, confesó el estudiante.

Por su parte, Roxana manifiesta que además de no estar preparados como sociedad para enfrentar una pandemia y las medidas sanitarias correspondientes, el formato de clases virtuales ha acentuado una desigualdad y carencias en el sistema educativo. “Debería haber una plataforma universal para los colegios particulares y municipalizados en este caso, para que todos aprendan lo mismo, y de la misma calidad. Y esto no va a ocurrir jamás”, apuntó.

Como madre, aseguró que permitir el regreso de Matías a clases fue una determinación que se tomó en núcleo familiar, considerando todos los elementos en juego, entre ellos, la deficiencia en las condiciones. Insistió en que “si no hay un sistema que unifique todo esto, esto va a ser igual. Vamos a seguir improvisando”.

No obstante, esta visión se contrapone a la de familias que han manifestado un resultado óptimo con las clases online. Isabella Peche, estudiante del 5to básico del Colegio Suizo de Santiago, aseguró que las clases virtuales son “casi igual que en el colegio”.

“Un poco más difícil, porque cuando estás en el colegio si tienes una duda le preguntas al tiro al profesor y no tienes que esperar tanto para que te responda”, sostuvo, sin embargo considera que ha podido dominar todo el contenido impartido y que por ahora “no vale mucho la pena, con el poco tiempo que queda del año, regresar a clases”, aunque reconoció extrañar a sus amigas y a los talleres que realizan en la institución.

La madre de Isabella, Fabiola Romo, comparte la posición de la pequeña e indica que la mayoría de los apoderados del curso tampoco están conformes con la vuelta a las aulas. “Porque es un riesgo ponerlos a retornar cuando todavía no se ha terminado la pandemia, no hay una vacuna, el virus no ha dejado de ser altamente contagioso y los niños necesitan esa interacción que sea naturalmente”, sostuvo.

Romo, destaca que si bien se ha creado un comité de apoderados, en conjunto con personal del colegio y sanitario, para desarrollar protocolos y medidas de prevención, “no puede haber un adulto vigilando a cada niño, es imposible. Lo otro, es que varios apoderados que son médicos, trabajan en la salud, y ellos mismos no están de acuerdo con que vuelvan”, enfatizó.

No así, Matías y Roxana, consideran que las medidas adoptadas para evitar la propagación del virus en la escuela perteneciente a la comuna de Pirque, que hasta el día 28 de octubre solo reporta 3 casos activos, de acuerdo a las últimas cifras entregadas por el Ministerio de Salud, responden a sus necesidades.

El estudiante de 17 años detalló que la institución les entregó alcohol gel, un kit de 15 mascarillas y protectores faciales que deberán usar en todo momento. Esto se suma a charlas de prevención impartidas a los apoderados, delimitaciones entre pupitres y otras áreas comunes, toma de temperatura al ingresar al lugar, uso de trajes de protección por parte del profesorado y el reajuste de horario.

“Yo mandé al Mati porque aquí, básicamente, en el colegio se gestionó y se capacitó a los papás para que pudiéramos mandar a nuestros hijos, nos mostraron como se iba a trabajar y que solamente iban a haber, máximo, 12 alumnos por sala”, añadió Roxana.

Para Matías, quien aspira optar a la carrera de medicina en un futuro próximo, las medidas sanitarias se deben asumir con responsabilidad para continuar con sus estudios y disminuir así la incertidumbre de jóvenes que, como él, están más cercanos a graduarse. “Me da igual un temor que en la nueva PCU, por la materia que hemos pasado y no hemos pasado, sea más difícil de lo que pensaba que iba a ser”, señala.

De igual forma, el estudiante de 3° medio confesó que ha buscado las herramientas para complementar sus estudios y cumplir con su sueño.

“Yo siento que voy a estar preparado, voy a tomar todas las medidas, voy a tratar de ayudar a la gente en lo que pueda y hacer lo que un médico haría: salvar vidas”, finalizó.