Tras la llegada del Covid-19 a Chile a comienzos del 2020, muchas fueron las personas a lo largo del país que debieron optar por el teletrabajo para subsistir, ante las restricciones sanitarias.

La llegada de la pandemia a nuestro país el año pasado trajo muchos desafíos para las vidas de los chilenos, tanto en el ámbito sanitario, social y especialmente en el laboral.

Las restricciones sanitarias y de desplazamiento impuestas para frenar el avance del Covid-19, impidieron que las personas pudiesen ejercer sus trabajos u oficios con normalidad.

Fue así como miles de emprendedores a lo largo de Chile se las debieron ingeniar para seguir subsistiendo, optando muchos de ellos por reconvertirse y optar por el teletrabajo.

Este es el caso de Sonia Díaz en Santa Antonio, una peluquera de 60 años de edad, con 30 años de experiencia, que ha ocupado su casa para seguir atendiendo a su clientela y poder seguir con su emprendimiento de corte de pelo y peinado.

También en San Antonio, Nancy González (74), decidió elaborar pan amasado desde su hogar y de esta forma poder emprender desde su domicilio para ganarse la vida.

En Arica, un grupo de amigas se reinventó durante el confinamiento prolongado, con una pyme de venta de ropa, por intermedio de lives en redes sociales.

Toda la ropa que venden es rescatada desde las ferias libres y algunas prendas son modificadas por ellas mismas para darles un toque único.

En Iquique, el taller de impresión y sublimación que estaba formando una periodista emprendedora fue montado en algunos lugares de su casa.

Todos los integrantes de la familia han colaborado y se han tenido que adaptar a este nuevo estilo de vida, a raíz de las restricciones impuestas por las autoridades.