Estado Islámico golpea Kabul con un doble atentado en epicentro de evacuaciones
El aeropuerto de Kabul, desde el que han salido unas 100.000 personas de Afganistán tras la toma de la ciudad por parte de los talibán, este jueves ha registrado en sus inmediaciones un doble atentado suicida que ha dejado al menos doce militares de Estados Unidos y decenas de civiles afganos muertos. El Pentágono ha apuntado a Estado Islámico como responsable.
“Hoy es un día duro”, ha explicado el general Kenneth ‘Frank’ McKenzie, comandante del Comando Central de Estados Unidos, tras confirmar las cifras de muertos y fallecidos en rueda de prensa desde el Pentágono.
McKenzie ha explicado que en el atentado han participado dos suicidas y varios individuos armados más que abrieron fuego tras las detonaciones. “Se ha concluido que eran combatientes del Estado Islámico”, ha indicado el oficial estadounidense, que ha identificado igualmente como milicianos de este grupo a los individuos que abrieron fuego tras las explosiones.
Ha sido un “complejo ataque”, en palabras del Pentágono, que se ha replicado en un hotel también cerca del aeródromo y que suponen las primeras bajas militares estadounidenses en Afganistán desde febrero de 2020.
Los hechos han tenido lugar a última hora de la tarde. En las inmediaciones de la puerta Abbey Gate, uno de los principales puntos de acceso al Aeropuerto Internacional Hamid Karzai, un terrorista ha detonado la carga explosiva que portaba en plena multitud, toda vez que cientos de personas seguían este jueves junto al aeródromo a pesar de los reiterados avisos de un atentado inminente.
“Tras la explosión en Abbey Gate varios individuos armados de Estado Islámico abrieron fuego contra los civiles y las fuerzas militares”, ha relatado el general McKenzie. Poco después se ha producido una segunda explosión en el cercano Hotel Baron.
Fuentes sanitarias afganas citadas por la BBC han informado de que son al menos 60 los civiles afganos muertos y 140 los heridos. Entre las víctimas habría menores de edad y se han difundido vídeos de los cuerpos sin vida amontonados tras el ataque.
En cualquier caso, y a pesar de la brutalidad de este atentado, las autoridades estadounidenses han reiterado su intención de proseguir con la evacuación hasta la fecha límite, el 31 de agosto. Para ello, según McKenzie, se están coordinando con las autoridades talibán porque “compartimos un propósito común” para la salida de las fuerzas militares extranjeras del país.
Hasta ahora esta colaboración “ha sido útil”. “Han rebajado algunas de nuestras preocupaciones en materia de seguridad… A largo plazo, no lo sé”, ha explicado el general, que sin embargo considera que el atentado de este jueves se debe “claramente a un fallo” de los talibán que controlan el acceso de la población a la zona del aeropuerto.
UN ATENTADO PREVISTO
La Embajada de Estados Unidos, que el miércoles había lanzado un aviso por un posible atentado inminente, ha recomendado a sus ciudadanos que eviten dirigirse al aeropuerto y a sus puertas tras las explosiones. “Los ciudadanos estadounidenses que se encuentran en Abbey Gate, East Gate o North Gate deberían marcharse inmediatamente”, ha instado.
Por su parte, el embajador francés en Kabul, David Martinon, ha aconsejado a los “amigos afganos” que se encuentran en las proximidades de la entrada del aeropuerto que se alejen con urgencia y busquen cobijo ya que “es posible una segunda explosión”, ha escrito en su Twitter.
Los talibán advirtieron esta semana de que no facilitarían la llegada al aeródromo de ningún ciudadano afgano y también exhortaron a la población a abandonar la zona, aludiendo igualmente a razones de seguridad. Sin embargo, cientos de personas seguían en la zona, haciendo caso omiso a las alertas que no cesaban de llegar con la esperanza de poder subir a un avión tarde o temprano.
CONDENA TALIBÁN
El doble atentado ha generado condenas de destacados líderes afganos, entre ellos Abdulá Abdulá, antiguo negociador del Gobierno de Ashraf Ghani y figura clave junto al expresidente Hamid Karzai en las conversaciones en marcha con los talibán para tratar de conformar una administración inclusiva y evitar el vacío de poder.
“Condeno rotundamente el ataque terrorista”, ha dicho Abdulá, que ha alentado el “gran número” de víctimas civiles y ha expresado su pésame a las familias “en este difícil momento”.
Los talibán también se han apresurado a condenar el ataque contra civiles de este jueves, aunque recordando que en la zona donde se produjo la seguridad correspondía a las tropas de Estados Unidos. Varios de sus portavoces han subrayado en Twitter el compromiso del grupo con la seguridad de la población.
Desde la ONU, su secretario general, António Guterres, ha condenado y ha recordado que es responsabilidad de las autoridades ‘de facto’ la protección de los civiles y la infraestructura civil, incluido el aeropuerto.
Igualmente ha condenado el atentado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, que ha pedido “hacer más ” por los afganos que están en peligro y que necesitan ayuda y por “quienes son desplazados o refugiados” en los países vecinos.
Ninguna organización se ha atribuido en los primeros instantes la autoría de este atentado, aunque los avisos de los que venía haciéndose eco en estas últimas horas los gobiernos occidentales ya apuntaban a una posible acción inminente de Estado Islámico Provincia de Jorasán, filial de la organización terrorista que comandó en su día Abu Bakr al Baghdadi.
Con los talibán ya prácticamente al mando del país, ellos serían ahora la principal amenaza en términos de seguridad. Las doctrinas de este grupo, surgido en enero de 2015 a partir de una amalgama de talibán afganos y paquistaníes, son incluso más duras que las de los talibán, a los que consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz sellado en febrero de 2020 con el entonces Gobierno de Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, punto de partida del repliegue extranjero.
En los últimos años, Estado Islámico Provincia de Jorasán ha sufrido varias derrotas militares y la detención de algunos de sus principales líderes, pero ha terminado creciendo al albor del caos en que se ha visto sumido Afganistán y ha seguido perpetrando atentados, también en Kabul. Entre sus objetivos figuran autoridades locales y fuerzas extranjeras.