Kast, el ultraderechista que ofrece orden y mantener el sistema económico

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Kast, el ultraderechista que ofrece orden y mantener el sistema económico

Hace 32 años un serio, seguro y joven José Antonio Kast pedía ante las cámaras el ‘sí’ por el Gobierno de Augusto Pinochet de cara al referéndum de 1988, en el que finalmente los chilenos rechazaron la continuidad del dictador en el poder.

El entonces estudiante de Derecho decía estar “convencido de que la obra del Gobierno va en beneficio de los jóvenes” y tres décadas después continúa apoyando el legado de Pinochet, extremo que define su candidatura y la distingue de la derecha más centrada, aunque rechaza, al mismo tiempo, las violaciones de Derechos Humanos que se produjeron durante el régimen cívico militar.

Kast (Santiago, 1966) ha prometido a los chilenos ley y orden tras el estallido social de 2019 y también mano dura contra la inmigración tras la llegada masiva de venezolanos en los últimos años.

Aboga por continuar y profundizar el modelo neoliberal instaurado por Pinochet y que considera exitoso al haber propiciado el desarrollo económico del país, frente a la postura de su rival, el izquierdista Gabriel Boric, que ha hecho suyas muchas de las reivindicaciones de quienes protestaron en la calle hace dos años.

El candidato ultraderechista es el pequeño de nueve hermanos. Su padre nació en Alemania y sirvió en el Ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Kast asegura que lo hizo obligado, como miles de jóvenes de la época. La agencia AFP publicó recientemente que el progenitor también se afilió al partido Nazi, en 1942, algo negado por el candidato anteriormente.

Los Kast emigraron a Chile en 1951 e hicieron dinero con una fábrica de embutidos y una cadena de restaurantes. Miguel, uno de los hermanos de José Antonio, fue dos veces ministro durante la dictadura, y también presidente del Banco Central.

El candidato ejerció unos años como abogado y se inició muy pronto en política. Obtuvo su primer cargo en 1996, con apenas 30 años, como concejal de Buin. Ocho años más tarde, en 2002, llegó al Legislativo como diputado, asiento que mantendría hasta 2018, ganando cuatro postulaciones consecutivas.

LEJOS DE LO “POLÍTICAMENTE CORRECTO”

Todas sus victorias hasta entonces habían sido en las filas de la Unión Democrata Independiente (UDI) partido que abandonó en 2016 para “iniciar un nuevo ciclo en política donde se deje de lado lo políticamente correcto en las respuestas”

Un año después lanzó su primera candidatura presidencial, situándose a la derecha del que hasta entonces había sido su partido. Acabó entonces en cuarto lugar, con un 7,93% de los votos logrado construir una base de votantes que ya no le abandonaría.

En 2021 creó su nueva formación, el Partido Republicano, consiguiendo 13 escaños en las legislativas de noviembre y el pase a la segunda vuelta presidencial, al haber conseguido aglutinar los votos de la derecha tradicional que quedó debilitada tras el manejo de la crisis de 2019 por parte de Sebastián Piñera.

Kast rechazó el acuerdo mediante el que el actual presidente aceptó crear un mecanismo para cambiar la Constitución aprobada en 1980, durante la dictadura, desmarcándose de las posiciones del centro derecha y declarándose opositor al máximo mandatario.

En materia económica propone reducir el gasto público, eliminar impuestos, y tocar lo menos posible el sistema financiero creado durante la dictadura. Fue el único de los siete candidatos que compitieron en primera vuelta en defender tal cómo está estipulado en estos momentos el polémico sistema privado de pensiones.

Kast está en contra del matrimonio igualitario, ha criticado la “dictadura gay” y es señalado como antifeminista.

El candidato, miembro activo del movimiento católico conservador Schoenstatt, y que tiene nueve hijos, se considera ‘provida’ y no ha descartado promover la vuelta de la prohibición total del aborto, que se permite desde 2016 en Chile bajo tres causales.

Como su rival en las urnas, Kast también ha intentado moderar su perfil de cara a la segunda vuelta, acabando, por ejemplo, con la controvertida propuesta de crear un grupo regional de lucha contra la extrema izquierda, interpretado por algunos analistas como un nuevo Plan Cóndor para América Latina.

LA SOMBRA DE PINOCHET

No ha podido, eso sí, desprenderse de la etiqueta de “pinochetista”. Kast comparó, antes de la primera vuelta, al régimen nicaragüense de Daniel Ortega con la dictadura de Pinochet, argumentando que “lo de Nicaragua refleja plenamente lo que en Chile no ocurrió: se hicieron elecciones democráticas y no se encerró a los opositores políticos”, una aseveración que provocó numerosas críticas.

Según dos informes encargados durante la transición chilena, el régimen cívico militar dejó, al menos, 3.065 muertos y desaparecidos y 28.459 presos políticos y víctimas de tortura.

“José Antonio Kast proviene del gremialismo y luego de la UDI, que fueron férreos defensores de la dictadura”, comenta Claudio Fuentes, académico de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales.

“Además, en el pasado ha sido explícito en apoyar indultos a ex militares procesados por violaciones a los Derechos Humanos”, añade.

El candidato llegó a asegurar, durante su campaña presidencial de 2017, que si el dictador estuviera vivo, este votaría por él, y ambos tomarían el té en la casa presidencial.

“El 11 de septiembre de 1973, Chile escogió la libertad y el país que tenemos hoy es gracias a los hombres y mujeres que se alzaron para impedir la revolución marxista en nuestra tierra”, escribió refiriéndose al golpe de Estado de Pinochet al entonces presidente socialista, Salvador Allende.

“Kast es un candidato con actitudes claramente autoritarias, que ha defendido abiertamente el legado de la dictadura”, asegura Juan Luna, politólogo de la Universidad Católica de Chile.

El candidato ultraderechista ha logrado los apoyos del oficialismo y el centroderecha de cara al balotaje. “Hoy aparece rodeado de una derecha liberal y democrática, que prefirió el pragmatismo a los mínimos comunes denominadores democráticos. La cuestión está en saber si esa derecha democrática logra moderar a Kast y su grupo de apoyo original, o si por el contrario Kast se queda con la derecha en Chile por un buen tiempo”, añade el analista.

Su campaña de cara a la segunda vuelta sufrió un golpe cuando Johannes Kaiser, diputado electo de su Partido Republicano, renunció a la formación, después de ser duramente criticado por poner en duda el voto femenino y burlarse de una diputada transexual, después de haber tachado a los inmigrantes como violadores.

Kast ha propuesto mano dura contra la migración irregular, promoviendo la creación de zanjas en la frontera norte para evitar el ingreso de ‘sin papeles’, una propuesta muy criticada por diversas ONG para un problema que preocupa a parte relevante de los chilenos, tras la llegada al país de cientos de miles de extranjeros en los últimos años.

“El candidato Kast garantiza el Estado de Derecho. Nosotros en Chile hemos pasado en 35 años de ser el último país de Latinoamérica a ser el primero en bienestar. Ahora quieren que nos vayamos por el comunismo, que como ideología es una pieza de museo en el mundo. Hay un proyecto de la izquierda dura para acabar con nuestro modelo de desarrollo”, asegura Claudio, un director comercial seguidor de Kast, en una concentración del candidato presidencial.

“Queremos vivir en paz. Hay mucha delincuencia en Chile. Te asaltan en los autos, te ponen pistolas en la cabeza en la puerta de tu casa, la Policía detiene a los vándalos, pero la Justicia los pone libres al otro día”, lamenta Janette, jubilada, presente en el mitin de cierre de campaña del líder ultraconservador.

AgenciaUno/EP

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