Teatro Municipal y museos: cómo se trabaja en el “desconfinamiento cultural”

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El Teatro Municipal, el Museo de Arte Precolombino y el Museo de la Memoria y los

Derechos Humanos han realizado actividades alternativas desde marzo, para mantener

el vínculo con la gente, pero ahora se alistan a un “regreso seguro”.

Martín Cifuentes F. / AgenciaUno

Con la reapertura del Museo de Sitio Castillo de Niebla, el pasado 21 de agosto en Valdivia, se dio el primer paso al llamado “desconfinamiento cultural”. Durante estos meses, dado el avance del COVID-19 y al cierre forzado de sus puertas al público, los distintos establecimientos culturales del país han tomado iniciativas, principalmente digitales, para continuar entregando cultura y llegando al público. Algunos han aprovechado este periodo para consolidar lazos con otras instituciones y armar protocolos para próximas colaboraciones, además de tomar medidas junto a sus trabajadores para evitar despidos y mantener los equipos de trabajo.

El Teatro Municipal de Santiago fue uno de los primeros en iniciar una temporada digital, bajo el nombre de “Municipal Delivery”, que ha alcanzado a cerca de once millones de pantallas hasta el 11 de septiembre. Abrió el 20 de marzo con “Cascanueces” y han transmitido presentaciones grabadas de “El lago de los cisnes”, “La bella durmiente” y “El barbero de Sevilla”, entre otras. Según comenta la directora general Carmen Gloria Larenas (51), al sumar 395 trabajadores, decidieron cerrar las puertas el 16 de marzo, cuando “todavía no era claro que iba a ser tan largo. Nos pareció que las posibilidades de contagio, a pesar de que no se sabía todo en ese minuto, eran muy altas y por eso se tomó una decisión así de definitiva”.

Pese a que la temporada 2020 no se realizó con normalidad, hay quienes decidieron mantener su abono y entradas esperando la cartelera 2021. Algunas personas, dice Larenas, pidieron el reembolso de su dinero y aún están en ese proceso, “pero mayoritariamente el público se ha mantenido al lado nuestro de una manera muy colaborativa”. Con respecto a eso, dice que actualmente están en proceso de reubicar a los espectadores en una “sala dinámica, porque tenemos que ir viendo los grupos de personas que se irán armando y mantener la distancia sanitaria necesaria”.

Para prevenir los despidos, el equipo del Municipal comenzó un diálogo con todas las áreas y redujo los sueldos en un 20%. “Eso hizo que fuéramos tomando decisiones muy a tiempo, afortunadamente, y muy eficiente para poder reducir de la mejor manera posible el gasto del teatro, en un momento en que no tenemos ningún ingreso”, dice la directora. Luego, Larenas agrega: “Detrás de cada trabajador hay una familia, así que nuestra prioridad ha sido mantener los puestos de trabajo a pesar de todas las dificultades”.

Durante lo que resta del año pretenden tener espectáculos transmitidos por internet, solo en vivo en una pequeña temporada en diciembre, además de conversatorios y otras actividades de formación de audiencia. Para la temporada 2021, el teatro funcionaría con un aforo del 35% del total de 1.466 butacas, y están asesorándose desde hace unos meses con la clínica de la Universidad de los Andes. “Somos un teatro muy complejo, porque tenemos disciplinas totalmente distintas. No solo viene alguien a la oficina y se sienta. Hay bailarines, cantantes y músicos. Cada disciplina con su propio desafío”, argumenta la directora del Municipal de Santiago.

Entre los principales cambios que se avecinan, la ópera será realizada en formato concierto, con la orquesta sobre el escenario para poder mantener el distanciamiento. A esto se suma el aumento de las funciones, las modificaciones en sus horarios y la baja de los valores de las entradas. “Sabemos que va a ser un año difícil económicamente y tenemos que hacer el mayor esfuerzo posible para que las personas no dejen de venir, porque es importante en tiempos difíciles las posibilidades de consuelo que da la música y las artes en general… Es importante mantenerlo, no es algo superfluo, es algo esencial. Tal vez en Chile no se entiende tanto así, pero lo es”, afirma Carmen Gloria Larenas.

Colección opaca

Uno de los temas más difíciles para el Museo de Arte Precolombino, en Santiago, fue el cuidado de su colección durante la cuarentena en la comuna. “Se considera que los bienes culturales o patrimoniales no son bienes esenciales y considero gravísimo eso. Me daba mucha ira saber que la gente que tiene caballos podía ir al Hipódromo a cuidarlos, alimentarlos y hacer trotar para que no perdieran la forma y nosotros no podíamos acceder, y nadie de ningún museo, a ver si nuestras colecciones estaban en forma”, dice Pilar Alliende (63), encargada de colecciones del museo.

Según comenta la arqueóloga, que llegó al establecimiento en 1982, asistió en diversas ocasiones a la comisaría, con cartas del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. “Nos hicieron una carta en la sección de Patrimonio, diciendo que era muy importante que viniéramos a ver las colecciones, pero ellos no estaban autorizados a dar ese permiso, porque aquí se le dio todo el poder a carabineros. Llegaba allá y decían ‘Eso

no es esencial, ¿Cómo va a ser esencial ir a visitar una colección?’, dice ella, y luego argumenta: “La cultura en el país es lo que nos va a sacar adelante. Y si no lo tenemos claro, no vamos a llegar a ningún lado”.

Al volver al museo, en agosto, “notamos es que algunas piezas están un poco más opacas, sobre todo las metálicas”, cuenta la arqueóloga. “Están tristes las piezas, porque están acostumbradas a que las visiten y que el público las admire. Creo que llevan tantos años de gente admirándoles y haciendo conexiones con su pasado, que estar solas y que nadie las venga a mirar… Creo que tienen alma”, agrega.

Previo al cierre del establecimiento por la pandemia, estaban preparando una exposición sobre temáticas femeninas que se inauguraba en abril y varios Fondart que se adjudicaron para este año, además de preparar el retorno de piezas de una exposición de Sheila Hicks que montaron en Antofagasta y que permanecen allá. “Tuvimos que reconvertirnos a una cosa que no dominábamos algunos de nosotros, como lo es el área digital”, comenta. En su sitio “En tu casa” han realizado desde iniciativas de cine y video indígena, a conversatorios y charlas magistrales para mantener activo al público.

El área de colección, particularmente, estaba realizando un proyecto para poner sus colecciones en línea y comenzarían a buscar fondos de financiamiento. Además, Alliende dice que pretendían agilizar su sitio web, “que es como una enciclopedia andante, impresionante, de mucha información, pero muy difícil de manejar y de visitar”. “Nosotros tenemos colecciones de todo América, entonces tenemos que llegar a todo América”, agrega.

En la institución recurrieron a las reducciones de sueldo para prevenir los despidos e implementaron rebajas de un 20% y un 10% para quienes ganaran más de un millón de pesos. Además, hace unos meses están trabajando en un plan de retorno seguro en caso de apertura. “Tenemos claro que hay que hacer una ruta fija, que la escalera se suba en un sentido y se baja en el otro. En el segundo piso se está planificando con los planos de las salas hacer una visita en grupos reducidos, probablemente con un guía, pero las personas no se podrán devolver”, adelanta.

Memoria virtual

En el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos lanzaron en abril la plataforma “Conectados con la memoria”, donde se puede recorrer el edificio de Quinta Normal. A ello añadieron transmisiones en directo entre martes y viernes, a través del sitio web, con espacios vinculados a la memoria. Según el director del museo, Francisco Estévez (66), el sitio seguirá funcionando una vez regresen presencialmente. “Sabemos que va a comenzar un retorno, y tiene que ser gradual y seguro, pero la comunicación del museo con sus públicos se va a seguir desarrollando con este canal virtual digital”, afirma.

Según comenta el directivo, en un futuro tratarán de complementar las diversas “formas del museo”. “Son distintas formas de comunicación y deben complementarse, por lo tanto las iniciativas programáticas del museo, algunas serán solo presenciales. Otras solo virtuales”, dice, y agrega que, aun cuando abran, tienen “la responsabilidad de relacionarse de manera creativa con los públicos de las distintas regiones” y que tienen un vínculo con los sitios de memoria en el país. Este periodo, explicita, ha sido uno para “establecer una conexión muy sustantiva y provechosa con otros museos y sitios de memoria de América Latina”.

En 2020 la institución cumplió una década y hubo ciertas actividades que no se realizaron o reprogramaron. “Efectivamente este es un sector muy lastimado, y lo complejo es que no se ha entendido la claridad que tiene para el país”, dice Estévez. El historiador plantea que no se puede solo estar pendiente de no contagiarse o de “poder mantener un ingreso económico”. “Ambas dimensiones son importantes, la salud y la economía, pero la sociedad no puede reducirse solo a eso, porque la dimensión cultural es la que tiene que ver con los valores, con los sueños, con las aspiraciones, con el arte. La cultura siempre es prioritaria. Incluso más en los momentos difíciles, porque eso contribuye a crear un espíritu de armonía y de comunión con las ideas que se tienen”, dice.

Algunos sitios que ya han abierto sus puertas son las galerías privadas La Sala, Animal y Aninat, en Vitacura; Bosque Nativo, en Puerto Varas; entre otras. El Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile (MAC) optó por realizar una exhibición virtual que permite recorrer las instalaciones de su edificio en Parque Forestal y una serie de contenido de mediación. Otros, como el Museo Regional de Aysén, comenzó ya con visitas los días viernes en dos horarios. Una de las condiciones para los grandes museos es estar ubicados en alguna comuna en fase 4 del plan Paso a Paso.

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